Misionero
Al igual que su hermano, el Padre Marcel Lefebvre entra al noviciado de los Padres del Espíritu Santo.
Enviado al Gabón, en el África Ecuatorial Francesa, bajo las órdenes del vicario apostólico Monseñor Tardy, se dedica a la formación del futuro clero indígena (1932-1938).
Al final de su noviciado, el joven padre Marcel Lefebvre es nombrado primero profesor, y luego director, del seminario de Libreville en Gabón.
Allí se muestra en seguida muy flexible y agradable, sonriente, firme en sus ideas, muy querido por sus alumnos y apreciado por los padres, manifestando desde el comienzo de su vida misionera una competencia y un gusto particulares por la formación de los sacerdotes.
¿Quién diría que tres de sus alumnos llegarían a ser obispos? Según la opinión de su colaborador, Marcel Lefebvre es «firme, medido, muy personal en sus juicios y decisiones, sobresaliente desde el punto de vista de la organización y equipamiento material».
Apostolado en misión
Nombrado luego superior de misión (1938-1945), hace giras por su distrito, dirime los pleitos, construye y organiza.
Sabe con precisión cuáles deben ser sus prioridades:
ante todo los catequistas, cristianos ejemplares, para formar verdaderos cristianos; luego las escuelas católicas, para formar futuros jefes de familia, suscitar vocaciones sacerdotales y forjar finalmente una cristiandad.
Se combate entonces a los brujos. Los misioneros católicos sacan amplia ventaja a los ministros protestantes. Hasta los desdichados años de guerra, la Iglesia de África crece rápidamente. Pero en 1945 Monseñor Lefebvre debe irse de África.
"O trabalho era muito duro e o clima terrível. Muitos jovens missionários que eram enviados a aquele país morriam depois de dois ou três anos. Quando íamos ao cemitério, víamos os túmulos de nossos missionários: morto aos vinte e seis anos, morto aos vinte e sete anos, morto aos vinte e oito anos. O clima era insuportável."
Dom Marcel Lefebvre,
A pequena história da minha longa história.