Fundador de la Fraternidad San Pío X
Al cabo de seis años a la cabeza de los Padres del Espíritu Santo, durante los cuales intentó restablecer el espíritu religioso y la sana doctrina en su congregación, Monseñor Lefebvre presenta la dimisión de su cargo en 1968.
Desde hacía ya algún tiempo lo solicitaban algunos jóvenes que aspiraban al sacerdocio, pero que no encontraban ningún seminario que hubiese guardado el espíritu romano. Envió a algunos de ellos (alrededor de una veintena) a Roma, pero la experiencia resultó desastrosa. ¡En 1968, la bandera roja flotaba sobre el Seminario francés!
Ante la degradación del ideal sacerdotal, que comprueba desde 1960, le parece que debe comprometerse personalmente en la empresa, y transmitir a esos jóvenes la herencia recibida en Santa Chiara, en el Seminario francés. Libre ya de toda función importante, sigue las indicaciones claras de la Providencia, primeramente enviando a algunos candidatos a la universidad de Friburgo, en Suiza, donde la formación todavía era seria, y luego fundando él mismo un seminario tradicional.
Apertura de un Seminario en Friburgo (1969)
El 6 de junio de 1969 consigue del obispo del lugar la autorización para abrir en dicha ciudad un seminario internacional. El 13 de octubre se presentan 9 candidatos, que siguen los cursos de filosofía y de teología en la universidad, y llevan una vida de comunidad en una casa alquilada de la calle Vignetaz.
Fundación de la Fraternidad sacerdotal San Pío X (1970)
El mes siguiente Monseñor Lefebvre expone a sus seminaristas su proyecto de fundar una sociedad de vida común sin votos, que les salvaría, después de su ordenación, de encontrarse dispersados en las diócesis, a la merced de superiores imbuidos de las nuevas doctrinas, en un momento en que por todas partes soplaba el viento de la revolución. El 1 de noviembre de 1970, el obispo de Friburgo aprueba los estatutos de la Fraternidad sacerdotal San Pío X, y la erige en su diócesis como pia unio (piadosa unión).
Ese mismo año de 1970, en Ecône (Valais, Suiza), abre sus puertas el Seminario internacional San Pío X, en el que la vida litúrgica y la enseñanza según Santo Tomás de Aquino se desarrollan en conformidad con las directivas constantes de los papas.
Por la misa de siempre, corazón de la teología y del apostolado
La Fraternidad pone en el centro de la formación de los futuros sacerdotes la devoción al santo sacrificio de la misa, y su digna celebración según el rito tradicional codificado por el papa San Pío V. La Fraternidad no es una congregación contemplativa, sino una sociedad «esencialmente apostólica, porque el sacrificio de la misa lo es también» (Estatutos). Apoyándose en su experiencia africana y en los frutos maravillosos de la misa, el arzobispo está convencido de que «la misa es el corazón de la teología, de la pastoral y de la vida de la Iglesia». En esta realidad a la vez temporal y eterna del sacrificio del altar se realiza la consumación de los misterios de la Encarnación y de la Redención, la salvación de las almas, y la transformación espiritual, moral e incluso física de la sociedad.
Santidad sacerdotal
El sacerdote, por el carácter del sacramento del orden que está impreso en su alma, es otro Cristo, que encuentra en la ofrenda diaria del Santo Sacrificio su primerísima actividad apostólica y una incitación diaria a la inmolación de sí mismo, condición de su santificación. Por este motivo, la Fraternidad tiene por fin primario la formación de sacerdotes, y se coloca bajo el patrocinio de San Pío X, porque el cuidado primordial de este santo papa fue la formación del clero en la integridad doctrinal y en la santidad de costumbres.
«Reconocida por la Iglesia como Sociedad de vida en común sin votos y como Fraternidad sacerdotal, nuestra Fraternidad está injertada sobre el tronco de la Iglesia y extrae su savia de santificación de la más auténtica tradición de la Iglesia y de las fuentes vivas y puras de su santidad.»
Monseñor Marcel Lefebvre,
Espíritu de la Fraternidad, artículo 1