Una obra de Iglesia
Una obra jerárquica
Como obra de la Iglesia, la Fraternidad reconoce al Papa Francisco como Papa de la santa Iglesia católica y promete obediencia al Romano Pontífice en todos sus actos legítimos.
Se adhiere
de todo corazón, con toda su alma a la Roma católica, guardiana de la fe y de las tradiciones necesarias para mantener esta fe, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y verdad.”
En cambio se rehúsa
y siempre se ha rehusado a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las reformas que de él surgieron.”[2 ]
Una obra estructurada
La organización práctica de la Fraternidad surge de sus Estatutos, reconocidos y elogiados por la Iglesia. Estos Estatutos, orientados del todo hacia la santificación del sacerdote, proporcionan el marco y las reglas que sus miembros se esfuerzan por seguir. En particular, mediante la vida en común, organizada en prioratos, los miembros de la Fraternidad encuentran “un entorno en el que se respira un ambiente de fe, de oración y de caridad fraterna.”[3 ]
Una obra apostólica
La Fraternidad es esencialmente apostólica”.[4
] Sus miembros, cuando no se consagran a la formación de los futuros sacerdotes en los seminarios, se dedican al servicio de los fieles en las capillas, las escuelas, las misiones y las obras de apostolado.
No tenemos sino un solo deseo: el de formar Sacerdotes católicos, porque la Iglesia católica no puede existir sin Sacerdotes. No tenemos otra ambición que la de poder exhalar nuestro último suspiro diciendo que hemos contribuido a la construcción de la Iglesia y no a su destrucción.”[5 ]