Delegado Apostólico

En 1948, un año después de su llegada a Dakar, Monseñor Lefebvre es nombrado por Pío XII delegado apostólico para el África Francesa (1948-1959), es decir, trece territorios que incluyen Marruecos (protectorado), el Sahara, el AOF (África Occidental Francesa), el AEF (África Ecuatorial Francesa), Madagascar, la isla de La Reunión y Djibouti.

El delegado debe visitar las cuarenta y siete diócesis, vicariatos y prefecturas apostólicas de su jurisdicción, crear nuevos vicariatos, proponer candidatos para el episcopado, y fundar las conferencias episcopales en cada país. Aplica así dócilmente las directivas de la Santa Sede, aunque no tarda en comprobar que las conferencias episcopales, cuando sus funciones no se limitan estrictamente, destruyen el libre ejercicio del poder de los obispos en sus diócesis.

Acción personal antiliberal

Por otra parte, no vacila en tomar personalmente severas medidas contra la prensa católica liberal (por ejemplo, cuando un redactor del ‘Afrique nouvelle’, sin las debidas reservas, se hace el abogado de la independencia de los territorios franceses de África).

Erección de una jerarquía autóctona

Finalmente, Monseñor Lefebvre deja de lado el principio seguido hasta entonces, de confiar cada vicariato a una congregación misionera particular: Guinea a los espiritanos, Costa de Marfil a las misiones africanas de Lyon, etc. Contribuye así a la constitución de verdaderas Iglesias locales cuya jerarquía de mañana sea autóctona. Tal es, según las directivas pontificias, la meta integral de la misión.

Schließlich beendet Erzbischof Lefebvre das bis dahin geltende Prinzip, jedes Vikariat einer bestimmten missionarischen Kongregation anzuvertrauen: Guinea den Spiritanern, die Elfenbeinküste den Lyoner afrikanischen Missionen usw. So trägt er zur Herausbildung wirklicher Lokalkirchen bei, deren künftige Hierarchie aus dem Land selbst stammt. Das ist, laut den päpstlichen Anweisungen, das Ziel der Mission.